Los pendejos que pretenden compensar con cánticos o exteriorizaciones presuntamente festivas la vergüenza que significa profesar una religión es ya de por sí patética. Por vivir a la vuelta de la iglesia Santa Cruz, estoy acostumbrada a toparme con esa clase de imbéciles. Sin embargo, lo que vi/escuché esta semana ya supera todos los límites: una manga de pelotudos consumados cantando aguinaldos. No sé si será pura desubicación o que.?
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